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Los guardianes del tesoro de Peralta

 

 

La colección de títeres que se exhibe en la Puerta de Santiago, formada por 38 personajes, recibe cerca de 6.000 visitas al año

Los títeres han encontrado su mejor refugio en la capital segoviana. El espíritu de Titirimundi se extiende a otras propuestas como la colección de títeres del maestro Francisco Peralta, que visitan al año casi 6.000 personas, en un espacio único en plena muralla, la Puerta de Santiago. El gran marionetista gaditano encargó a la capital del Acueducto cuidar y difundir su trabajo y sus personajes llenos de hilos, engranajes, articulaciones y varillas.

El Museo Peralta de Segovia conquista a visitantes de dentro y fuera de nuestras fronteras. El año pasado contabilizó cerca de 6.000 visitas, un 25% más que el anterior, y en 2017 ha superado las 5.400. La gerente de la Empresa Municipal de Turismo de Segovia, Patricia Otones, explica a Ical que durante las fiestas navideñas el museo tiene un importante movimiento, porque son muchas las familias que acuden a la llamada del alma titiritera

Para después de las vacaciones escolares, en el primer trimestre de 2018, tienen ya cerrada la visita de colegios segovianos y de otras provincias de Castilla y León. Como curiosidad, señala Otones, «un colegio francés y un instituto italiano, este último es ya es cliente fijo y suele venir todos los años. Durante su estancia en Madrid, se acercan a Segovia para visitar el museo».

El Museo Peralta ocupa los dos pisos del cubo que forma la Puerta de Santiago y se ha concebido como «un espacio único y diferente en el que todo está pensado para dar todo el protagonismo a las marionetas» que ‘viven’ en vitrinas diseñadas a medida, «con un estudiado juego de luz y oscuridad que permite una perfecta visión y conservación», según explica la gerente de la Empresa Municipal de Turismo de Segovia.

Los títeres están fabricados con madera, vendas, escayola y cola de conejo, materiales reciclados, tela y elementos de metal y tuvieron una interesante vida teatral al formar parte de las representaciones de la obra del romancero popular ‘La condesita’ o de piezas musicales de autores consagrados como ‘El retablo de Maese Pedro’, de Manuel de Falla, sobre el episodio del Quijote, o de la narrativa infantil como ‘Los melindres de Belisa’, de Lope de Vega. Francisco Peralta abandonó desde sus inicios la idea tradicional de los títeres de cachiporra para convertir a sus muñecos en difusores de la cultura más selecta. Frente a los títeres que son perseguidos por ogros y brujas, elige para los más pequeños obras literarias como ‘Frederick’, de Leo Lionni; ‘Si yo fuera mayor...’, de Éva Janikovszky o ‘La cometa’, de Montserrat del Amo.

Otra de las peculiaridades más destacadas del ‘padre’ de la marioneta es su habilidad con los mecanismos y es que el mismo ha reconocido que el objetivo «no es crear marionetas perfectas sino expresivas», que sean capaces de reflejar el suspiro de una dama o la alegría de un reencuentro. Peralta no se conforma con los movimientos básicos sino que ha dedicado su tiempo y experiencia a investigar y a innovar para que sus marionetas cobren vida con tan solo unos toques.

Dos mujeres observan las vitrinas donde se expone la colección de títeres. / ICAL

El artista descubrió Segovia a finales de la década de los 70, cuando se creó la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de la Casa de los Picos. Peralta impartió cursos de construcción de títeres y fue profesor de Modelado y Vaciado. En los primeros cuatro años de los años 80, con sus alumnos, realizó un taller experimental para dar vida a los personajes del ‘Clérigo ignorante’, de Gonzalo de Berceo , y de ‘Romance de la condesita’ (anónimo popular), obras con las que participaron en el I Festival Internacional de Zamora. El maestro marionetista también creó a los títeres ‘Bastián’ y ‘Bastiana’, de Mozart. Antes de recalar en Segovia, todos sus personajes recorrieron miles de kilómetros para subirse a escenarios de ciudades españolas, europeas y de norte de África.

Peralta y su esposa, Matilde del Amo, crearon una compañía junto a sus cinco hijas y formaron parte del arranque del Festival Internacional de Títeres de Segovia. Titirimundi y Peralta encajaron a la perfección, compartiendo y viviendo su amor hacia los títeres en las calles y plazas segovianas.

El romance artístico culminó en 2014 con la apertura de su colección de títeres en la rehabilitada Puerta de Santiago. Peralta ha sido el primer marionetista en recibir la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, además de ser miembro de Honor de la Unión Internacional de Marionetas. Su nombre tiene entrada propia en la Enciclopedia Mundial del Arte de la Marioneta.

La concejala de Turismo y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Segovia, Claudia de Santos, en un texto que se puede leer en la web del museo, explica que Paco Peralta recibió indicaciones celestiales sobre «cómo debía construir hombres y mujeres pequeñitos y también caballos y ratones, si fuera su gusto». Y al verlos acabados, «tan guapos y dulces», se empezaron a «recetar títeres para males y penas». Los títeres de Peralta también se han convertido en espectadores de sesiones de cuentacuentos para niños, que comenzaron a realizarse con un gran éxito de público en el último trimestre de este 2017.

Segovia forma parte de la Asociación de Ciudades Amigas de la Marioneta (AVIAMA) y con su ayuda llevará por todo el mundo, a través de citas y ferias de turismo, este cuidado y singular museo de títeres gracias a la realización de un vídeo promocional. A través de la exposición virtual de la colección, llegará a todos los rincones del planeta, ya que cuenta con versiones en español, inglés y francés.

Muralla medieval

La visita a la colección permite descubrir otro recurso turístico de Segovia que está siendo potenciado desde el Ayuntamiento de la capital en los últimos años: la muralla. Declarada Monumento Histórico-Artístico en 1941, la fortificación data del siglo XI, ya que empezó a construirse en 1088 para defender la ciudad de posibles ataques. A lo largo de los siglos, ha sufrido numerosas transformaciones pero conserva completo su trazado original.

La Puerta de Santiago, una de las entradas al recinto histórico, fue restaurada por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, que mantuvo la línea de merlones y almenas de la primera torre medieval. Para acceder a la torre se utiliza una escalera exterior y al lado se encuentra el hermoso Jardín de los Poetas.

Noticia publicada en El Norte de Castilla el día 31 de diciembre de 2017