Durante la Edad Media, las sinagogas constituyeron para las comunidades judías castellanas el principal referente religioso como lugar de oración y al mismo tiempo eran uno de los centros de la vida social al ser también un espacio de reunión y de encuentros cotidianos. La aljama hebrea contó con cinco sinagogas, aunque nunca coincidieron todas como tales al mismo tiempo. En la actualidad, de todas ellas sólo se conserva la Sinagoga Mayor y restos de la que fue la Sinagoga de los Ibáñez.
Sinagoga Mayor: (Primera Sinagoga Mayor) esta antigua sinagoga se encuentra situada entre la calle Judería Vieja, la de la Puerta del Sol y la muralla, teniendo su acceso por un arco gótico de piedra caliza situado en la plaza del Corpus Christi, plaza que recibe este nombre por la advocación actual de la antigua sinagoga. Fue confiscada a la comunidad judía a principios del siglo XV. Hoy es la iglesia del convento de Clarisas del Corpus Christi. Para acceder al interior encontramos un patio, como solía ser habitual. El templo, de planta rectangular, se articula en tres naves separadas por dos arcadas conformadas por arcos de herradura sobre pilares octogonales. La noche del 2 al 3 de agosto de 1899 un incendio arrasó completamente el convento y provocó un daño considerable en la estructura. A principios del XX se llevó a cabo una primera recuperación del edificio, pero fue en el año 2004 cuando culminó un ambicioso proyecto de restauración cuyo objetivo principal era el de recuperar, en la medida de lo posible, el conjunto de yeserías que decoraron originalmente la sinagoga. De este modo, se procedió a la recreación de los capiteles de piñas de los pilares y de las dos arquerías ciegas que unían la cubierta con los grandes arcos que pautaban las naves.
Sinagoga Vieja: esta sinagoga, de la que no se conserva ningún resto, se encontraba en la Almuzara, la actual Plaza de la Merced. Fue cedida en 1412 por los tutores del rey Juan II al Convento de Santa Maria de la Merced en compensación por los solares de esta comunidad religiosa que habían sido utilizados para establecer en ellos la primera judería.
Sinagoga de Burgos: posiblemente perteneció a una comunidad de judíos burgaleses que vinieron a Segovia huyendo de los asaltos que sufrieron tras las revueltas de 1391. Por los documentos conservados se puede suponer que fue perdida por la aljama judía como consecuencia de la creación de la judería en 1412. Estaba en la calle de Escuderos.
Sinagoga del Campo: Esta sinagoga estaba situada junto a la Puerta de San Andrés, dentro del conocido como Corralillo de los Huesos, en el arranque de la actual calle de Martínez Campos. Hoy en día no se conserva ningún resto de la misma, pues sobre el solar que ocupaba se levanta una construcción moderna.
Sinagoga de los Ibáñez de Segovia: (Segunda Sinagoga Mayor) sustituyó a la primera Sinagoga Mayor cuando ésta fue requisada a los judíos tras los sucesos del Corpus Christi, y por haber asumido el papel de templo principal de la comunidad judía, recibió en la época la misma denominación. La documentación no permite aclarar el destino de este edificio tras la expulsión de 1492. En todo caso, ya en el siglo XVI el antiguo templo era propiedad de Bartolomé Ibáñez, que lo transformó en una vivienda y sufrió numerosas modificaciones que continuaron en el siglo XVII para adaptarse al gusto barroco de la época. Esta antigua sinagoga mantuvo su uso residencial hasta principios del siglo XX hasta que el inmueble fue adquirido por la congregación de las Hijas de Jesús, actuales propietarias del mismo. A finales de los años 80 se descubrieron los restos del mikvé (baños rituales), y dos ventanas que ayudaron a confirmar el origen, como sinagoga, del edificio.