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Segovia cuenta con un clima mediterráneo seco y de interior., pero también es una ciduad con mucha agua puesto que varios ríos desembocan en la ciudad alimentados por la Sierra de Guadarrama. El clima seco ofrece cielos despejados y mucha vegetación lo que la convierte en un destino ideal para disfrutar de un viaje en globo.

La ciudad se ha hecho famosa por su Alcázar, uno de los castillos más famosos del mundo y por su Acueducto romano, símbolo de la ciudad, con más de 2000 años de antigüedad, que trae el agua desde el río Frío.

Una ciudad con muchas facetas

Es un popular destino turístico como excursión de uno o dos días desde Madrid ya que se encuentra a unos 30 minutos en tren de alta velocidad de la capital

El clima es mediterráneo seco, de interior. Los veranos son frescos y los inviernos fríos y secos.

La ciudad se convirtió en centro de la vida política de Europa el 13 de diciembre de 1473, cuando se proclama en la ciudad a Isabel I de Castilla conocida mundialmente como Isabel la Católica. Tanto con el fin de rememorar este hecho como por lo variopinto de sus rincones, la ciudad es un apreciado plató de rodaje y ha sido escenario de numerosas producciones.

Aunque Segovia cuenta con numerosos monumentos culturales católicos, el símbolo de la ciudad es el Acueducto Romano, uno de los milagros de nuestro tiempo, que ha sobrevivido 2000 años y aún hoy luce espléndido. Tiene más de 16 km de longitud y 30 metros de altura. Hecho enteramente de bloques de granito apilados, es uno de los grandes monumentos romanos que atrae a turistas de todo el mundo.

Segovia a través de los siglos

Segovia tiene una historia muy antigua, como demuestran los yacimientos prehistóricos encontrados en el valle cercano a la confluencia de los ríos Clamores y Eresma, donde se construyó el Castillo del Alcázar. 

También se encontraron restos celtas y de la Edad de Bronce. De hecho, el Alcázar se construyó sobre un castillo celta.

A finales del siglo II a.C., los romanos llegaron a la ciudad, que se convirtió en un centro comercial en el oeste. Más tarde se incorporó al Imperio Romano y se construyó el mundialmente famoso Acueducto.

La teoría actual más popular sobre el origen del nombre de Segovia es una acuñación celta-latina, es decir, Sego: victoria, via: camino, senda de la victoria.

Con escasos restos arqueológicos musulmanes y el conjunto románico más rico de Europa, la ciudad fue abandonada tras la invasión musulmana y, desde finales del siglo XI, fue ocupada por Raimundo de Borgoña, yerno de Alfonso VI, y primer obispo de su reconstruida diócesis. La tesis de los historiadores, encabezada por otro francés, Pedro de Agen, cuenta con el apoyo de los que afirman que fue repoblada por cristianos procedentes del norte de la península y de más allá de los Pirineos.

La Baja Edad Media fue un periodo glorioso para Segovia. En este periodo colonizó vastos territorios y sus comunidades se extendieron a ambos lados de la Sierra, donde se ubicaron importantes mezquitas judías, que finalmente se vieron obligadas a confinarse en asentamientos judíos. Esta tierra sentó las bases de una potente industria textil que alcanzaría gran renombre en siglos posteriores, lleva la impronta del arte gótico y dejó destacados monasterios y conventos. Fue, además, la corte real de la familia Trastámara.

El 13 de diciembre de 1474, Isabel fue proclamada reina católica de Castilla comenzando un reinado que fue, probablemente, el más importante de la historia de España. En los siglos XVI y XVII, familias aristocráticas y orgullosos tejedores compitieron por construir palacios en la ciudad, con patios y jardines de estilo renacentista decorados con opulenta heráldica barroca.

Sin embargo, la derrota de las ciudades castellanas en la Guerra de las Comunidades, en la que la milicia segoviana, dirigida por Juan Bravo, desempeñó un importante papel y el desplazamiento hacia el sur del centro de gravedad de la economía española tras el descubrimiento de las Américas hicieron que los Borbones se vieran obligados a abandonar tanto los emplazamientos palaciegos reales que habían construido en los alrededores -La Granja y Río Frío- como las academias de Artillería de la ciudad, que no pudieron frenar la decadencia.

El empobrecimiento subsiguiente, que no pudo contenerse en el siglo XIX, cuando Segovia sufrió la ocupación de las fuerzas francesas y carlistas, fue una de las causas principales.

La situación de Segovia no mejoró mucho en el siglo XX: La crisis económica de 1917, la dictadura de Primo de Rivera, la II República y la alteración de la situación política y económica a nivel nacional provocada por la Guerra Civil española impidieron que la economía segoviana se desarrollara lo suficiente. No fue hasta la segunda mitad del siglo XX cuando el turismo y la hostelería empezaron a crecer, lo que propició un importante desarrollo de Segovia, y en 1985 la "Ciudad Vieja de Segovia y su Acueducto" fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.